KUKUMIKU CINEMA

Hoy os queremos hablar un poco sobre el cine que creamos ya en 2017 y que a día de hoy sigue activo!

Todo comenzó de casualidad y como fruto de la inexperiencia y desconocimiento sobre la ciudad de Mzuzu por parte de un servidor.

En el verano de 2017 estuvimos trabajando en diferentes proyectos en la zona norte de Malawi entre los cuales pudimos instalar mosquiteras para más de 120 personas, crear 1 biblioteca para el orfanato Walusungu o la creación de un gallinero en el orfanato con 100 pollos.

Tras varios días de trabajo sin descanso se me ocurrió decirle a Judy (nuestra Directora de Proyectos) que aquella tarde la tomáramos libre, y le pregunté por la ubicación del Cine de la ciudad.

Judy me miró riéndose (como si estuviera hablando con una persona que ha perdido la cabeza) y entre carcajadas me gritó que en Mzuzu no existía el cine.

En la 3ª ciudad más grande de Malawi, con una población de más de 220.000 personas, ¡no había cine! Yo no me lo podía creer y le propuse crear el primer cine de la ciudad, el cual bautizaríamos como KUKUMIKU Cinema.

Judy me seguía tomando como loco, pero ahora estaba muy emocionada por tratar de conseguirlo 🙂

De manera que fuimos a buscar un proyector de 2ª mano, el cual nos costó muchísimo tiempo encontrar y a continuación visitamos los mercados de ropas y retales de la ciudad para comprar 2 sábanas blancas gigantes que harían de pantalla y telas negras que serían nuestras persianas para evitar que entrara luz a la hora de proyectar nuestras películas.

Montamos el cine en el “Youth Center” de Mzuzu, un pequeño edificio habilitado para actividades para los más jóvenes y fue todo un éxito.

Tras promocionarlo por la ciudad hicimos una inauguración en la que acudieron un montón de niñas y niños de la ciudad, además de gran parte de la gente del Orfanato Walusungu. La película que eligieron fue Madagascar, y fue maravilloso ver a todas las niñas y niños disfrutar de la película.

Os dejamos el enlace para que veáis en 1 minuto un pequeño video de cómo se creó.

A día de hoy, y 4 años después, el cine sigue vivo. No solo lo utilizamos como una herramienta de entretenimiento sino que también se utiliza para dar formaciones en escuelas y orfanatos de manera itinerante.

Una vez más, agradeceros a todas/os vuestra participación.

Os seguiremos informando.

Muchas gracias y un abrazo enorme,

Iñaki Luengo

Hoy queremos que nos conozcáis un poco mejor y por ello os queremos contar una historia de superación. 

Una historia además muy cercana ya que corresponde con la historia de Judith Chibambo, nuestra directora de proyectos y sin duda la persona más importante para que todo lo que hacemos en Malawi funcione desde hace ya casi 6 años.

Creemos interesante además compartir esta historia con vosotr@s (Judy también lo cree y además de abrirse a contar su relato nos facilita fotos muy personales) para que entendamos también el por qué de nuestra insistencia en la importancia que vemos en la educación de los más pequeños y la importancia vital que tiene vuestra colaboración de manera totalmente directa en todo lo que hacemos.

Judith Chibambo – Directora de Proyectos en Malawi

Judith Chibambo nació en 1986, en una aldea llamada Ekwendeni, en el norte de Malawi. Fue la última de 7 hijos.

Antes de su nacimiento sus padres se separaron. Su madre, profesora, se quedó a cargo de 7 hij@s.

La situación era crítica para una familia tan humilde y monoparental por lo que en muchas ocasiones no había suficientes medios para alimentar y mucho menos escolarizar a toda la familia.

Cuando Judy tenía 9 años, la casa en la que vivían se incendió. Judy estaba en casa en aquel momento junto con su madre, uno de sus hermanos, una hermana, su tía y su prima. Estas dos últimas lamentablemente fallecieron en el accidente.

Además perdieron todas las pertenencias que tenían en su hogar y tanto Judy como su hermano sufrieron graves quemaduras que les llevaron a pasar casi un año en el hospital.

Cuando finalmente Judy salió del hospital y volvió al colegio sufrió lo que actualmente denominamos Bullying escolar. Sus compañeras y compañeros se reían de ella debido a las cicatrices que le cubrían su cuerpo y cara y tal fue la presión que abandonó por una temporada el colegio.

A su vuelta consiguió acabar la Educación Primaria pero nunca fue un periodo cómodo para ella debido a ser “la diferente” del grupo.

Los problemas volvieron a la hora de cursar la Educación Secundaria. Su madre con recursos mínimos no tenía dinero suficiente para cuidar y escolarizar a todos sus hijos por lo que no podía afrontar los costes asociados con la escolarización de la última hija, Judy.

Afortunadamente, alguien en una mejor situación apostó por ayudar y cubrir los gastos de la Educación Secundaria de Judy y finalmente pudo acabar sus estudios de secundaria.

En 2010 Judy creo su propia fundación llamada Judith Foundation, orientada en empoderar a los más necesitados llevando a cabo proyectos de cooperación y desarrollo en las aldeas ubicadas en el norte de Malawi.

Unos años después, Judy se matriculó en la Universidad de Lilongwe para cursar la Licenciatura en Ciencias Sociales en Desarrollo Comunitario.

Este mismo año ha finalizado sus estudios. Judy es licenciada y ha cumplido uno de sus sueños.

Desde el 2016 tenemos la suerte de contar con Judy entre nosotr@s liderando los proyectos en el día a día en Malawi y gestionando el programa de escolarización de niñas y niños.

Actualmente son ya 150 estudiantes de Secundaria los que están acudiendo a clase diariamente gracias a vuestra ayuda.

Judy es un ejemplo claro de perseverancia, de sueño cumplido.

Cientos de miles de niñas y niños en Malawi quieren tener una educación digna y tener un futuro menos incierto. Entre tod@s nosotr@s estamos cambiando la vida de algun@s de ell@s, lo cual pese a ser un granito de arena es un mundo para cada uno de estos estudiantes.

Por favor, no dejéis de acompañarnos. Este año será complicado llegar a nuestro presupuesto debido al Covid-19.

www.malawi.kukumiku.com

Una vez más, muchísimas gracias de corazón por hacer esto posible.

Un abrazo,

Iñaki Luengo